5 errores
que no deberías cometer si quieres que tus cuentas bancarias online sigan
siendo seguras
El uso de la banca online en España se ha duplicado desde 2008 hasta alcanzar el pasado año una penetración
del 40 % en la población con edades de entre 16 y 74 años, según se
desprende de un estudio publicado por BBVA Research. O lo que es lo mismo, en
2015 cuatro de cada diez usuarios accedieron a su banco a través de Internet.
Sin embargo, a pesar de que la simpatía de los españoles por la banca online se
ha multiplicado por dos, España se sitúa
por debajo de la media de la Unión Europea (46 %) y muy lejos de países
como Dinamarca y los Países Bajos (85 %), Finlandia (86 %) o Noruega, país con
el mayor porcentaje de población que accede a la banca online (90 %) de la
Unión Europea, según Statista.
A pesar de las
notables diferencias que existen entre los países del Viejo Continente, el futuro de la banca parece encaminado
hacia la red. Durante los últimos años la banca patria ha dedicado notorios
esfuerzos en su proceso de digitalización y los españoles ya cuentan con
alrededor de una decena de bancos o marcas que operan principalmente por
Internet. Algunas, incluso, únicamente a
través del móvil, como imaginBank, lanzado a principios de 2016 como el
primer banco de España mobile only.
El impulso de la digitalización ha venido acompañado de un
incremento de las medidas de seguridad para garantizar a los usuarios la
confidencialidad de sus datos. Sin embargo, los peligros acechan. Para
garantizar la seguridad, el comparador de cuentas sin comisiones y
productos de ahorro HelpMyCash.com nos trae cinco errores en los que no
deberíamos caer si somos usuarios de la banca online.
1-
Desatender
nuestras cuentas
Consultar los movimientos de nuestras cuentas bancarias regularmente
nos permitirá llevar al día nuestras finanzas y detectar cualquier uso fraudulento de nuestras cuentas o tarjetas.
Si en algún momento notamos un cargo extraño, debemos ponernos en contacto cuanto
antes con nuestro banco y proceder a bloquear la tarjeta o a cambiar las
contraseñas de nuestras cuentas para evitar un uso fraudulento retirado por
parte de un tercero.
2-
Descuidar
las contraseñas
Ser negligente con el cuidado de nuestras contraseñas puede
traernos más de un disgusto. Si bien es cierto que hoy en día la mayoría de los
bancos incorporan medidas de seguridad adicionales
para garantizar las operaciones de sus clientes (usuario y contraseña para
acceder a la banca a distancia, código o tarjeta de coordenadas y recepción de
SMS para confirmar las operaciones o una combinación de ambas, etc.), no
debemos ponérselo fácil a los ladrones.
Lo ideal sería disponer de una contraseña para cada cuenta
y, además, no dejarla anotada nunca en lugares fácilmente localizables ni
tampoco apuntarla junto con el usuario o los datos de la cuenta a los que da
acceso. Al igual que debemos cuidar el código PIN de las tarjetas,
también debemos ser diligentes con las contraseñas de las cuentas.
3-
No fijarse
en las garantías de la página web
Cuando conectamos con una página web en la que vayamos a
introducir datos sensibles como un número de tarjeta o una contraseña, por
ejemplo la banca a distancia de una entidad de crédito o una tienda virtual, debemos
asegurarnos de que se trata de una web segura. Una pista para saber si la página
por la que navegamos es conveniente es
comprobar que en la barra del navegador aparecer un candado de color verde
junto a la URL del sitio web y que ésta empieza por “https”. Su objetivo es
indicar al usuario que los datos que introduzcan en la página estarán
encriptados y que en el caso de que un tercero pudiera interceptarlos, los
recibiría cifrados y por lo tanto no podría ni interpretarlos ni usarlos.
4-
Fiarse de
cualquier ‘e-mail’
El phishing ha
ganado popularidad con el boom de la
banca virtual y no precisamente porque suponga una ventaja para el usuario.
Todo lo contrario, el objetivo de este tipo de práctica es suplantar la
identidad del cliente obteniendo sus datos personales con el objetivo de hacer
un uso fraudulento de ellos (transferencias no deseadas, gastos con una
tarjeta, etc.).
Para evitar ser víctimas
de un caso de phishing debemos
ser precavidos y tomar algunas medidas de seguridad. Teniendo en cuenta que
este tipo de acciones suelen llevarse a cabo por correo electrónico, debemos comprobar siempre de dónde proceden los
correos que recibamos, aunque a
priori parezcan del banco. Tampoco es aconsejable entrar en la banca a
distancia de nuestra entidad a través de enlaces proporcionados por e-mail y siempre debemos comprobar que
la URL del sitio es la correcta.
Por otra parte, hay que desconfiar
de cualquier e-mail o llamada
telefónica en la que nos pidan nuestro usuario y contraseña de la banca a
distancia, datos de nuestra tarjeta o las posiciones de la tarjeta de
coordenadas. La mayoría de los bancos advierten que no solicitan a sus clientes
sus datos personales por correo electrónico ni tampoco todas las posiciones de la
tarjeta de coordenadas a la vez.
Como medida de seguridad adicional, sería aconsejable que tecleásemos
directamente la web de la entidad en la barra de direcciones para evitar
acceder a páginas maliciosas sin darnos cuenta.
5-
No tener un
antivirus:
Ya no solo para asegurar nuestras transacciones financieras,
sino cualquier acción que hagamos con nuestro ordenador. Debemos comprobar que nuestro antivirus está
actualizado y que además disponemos de las suficientes medidas de seguridad
(antimalware, antispyware, etc.). Y en el caso de carecer de ellos, instalarlos
con la mayor celeridad para combatir cualquier amenaza.
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