Revisar el coche antes de irse de vacaciones de Semana Santa

350.000 asistencias en carretera: el precio de no revisar el coche en Semana Santa

- Solo 3 de cada 10 conductores realizan una buena puesta a punto de su coche antes de las vacaciones
- El comparador de seguros Acierto analiza cómo las lluvias de estos días incrementan el riesgo de sufrir un accidente en la carretera

En plena Semana Santa son muchos los españoles que han escogido el coche para trasladarse hasta su lugar de vacaciones. Unos desplazamientos por carretera que, previsiblemente, se incrementarán durante la segunda parte de la operación salida tras los paros convocados por Adif, Renfe, Air Nostrum y otras entidades. Con los peligros que eso implica.

Sí, porque la media de edad del parque automovilístico español es de 14 años. La cifra se ha disparado hasta en un 50% durante última década y la renovación se encuentra en su cuota más baja desde 2007. Esta antigüedad incrementa las posibilidades de sufrir un accidente - la DGT sitúa la edad de los automóviles envueltos en accidentes mortales en los 13,6 años-. Por desgracia, no es lo único factor ni comportamiento de riesgo de los conductores españoles. ¿El precio? Casi 350.000 asistencias en carretera para esta Semana Santa, según los datos de Acierto.com.
Solo 3 de cada 10 realizan la puesta a punto del coche
Si nos centramos en las asistencias comentadas, casi el 90 % de las actuaciones corresponden a averías en el motor, baterías descargadas, fallos en el sistema eléctrico, pinchazos y reventones de neumáticos. Sólo el 10 % corresponden a siniestros de tráfico.
Pero no nos extraña, pues solo 3 de cada 10 automovilistas realizan la puesta a punto de su vehículo antes de emprender un viaje. El 60% ni siquiera cambia las ruedas a tiempo: el 46,2% lo hace después de recorrer con ellos más de 50.000 kilómetros y el 11,7% tras superar los 65.000. Los expertos establecen el límite alrededor de los 40.000.
A esto se añade otra imprudencia más: que pasamos poco por el taller y que, cuando lo hacemos, es en caso de avería mecánica. Hasta dos de cada cinco españoles admiten no realizar siquiera las revisiones estipuladas por el fabricante. Lo peor del caso es que casi la mitad de ellos solo lo harían si detectara un problema; y que hasta el 18% ignora cuándo realizarlas.
Niños en peligro y mascotas sueltas
Pero emprender el viaje sin revisar el vehículo no es lo único que hacemos mal. Según los datos recabados por el comparador, hasta 1,2 millones de padres no usan la sillita homologada para llevar a sus hijos en el coche. De entre ellos, el 27% reconoce no hacerlo nunca y el 73% admite que a veces “se le pasa”. Teniendo en cuenta que un uso apropiado de los sistemas de retención infantil puede reducir un 80% el riesgo de lesiones no deberíamos olvidarlo.
Algo parecido ocurre con las mascotas: el 32% lleva suelta a la suya.  Hacerlo supone un grave peligro para la seguridad de los integrantes del vehículo y del propio animal: en caso de colisión frontal, la deceleración multiplica el peso de nuestra mascota entre 20 y 30 kilos.
Tampoco nos acordamos de comprobar nuestra documentación: no estamos hablando de que “se nos pase” comprobar que está al día, sino de que hasta 3 de cada 10 encuestados ha circulado siendo consciente de que la tenía caducada. Y el 21% incluso ha reconocido hacerlo durante semanas. Aquí la multa oscila entre los 200 y los 500 euros. Si eres despistado debes saber que algunas aseguradoras -como Nuez y Allianz- incluyen servicio de gestión de transporte para la ITV, mediante el que se encargan de recoger el vehículo, pasar la inspección y devolvértelo. Eso sí, las tasas las pagarás tú.
Otro comportamiento de riesgo al volante más frecuente de lo que podríamos pensar es conducir bajo los efectos del alcohol. En concreto, el 42% de los automovilistas reconoce que alguna vez ha cogido el coche tras haberlo ingerido. Aquí también influyen las falsas creencias. Por ejemplo, hasta el 32% de los españoles confía en métodos caseros para “pasar los controles” tales como introducirse un caramelo de menta en la boca, mascar tabaco, etcétera. Si nos pillan podríamos ser sancionados con hasta mil euros, por no hablar de que el seguro no se querrá responsabilizar del siniestro y de que podríamos acabar en la cárcel.
Una Semana Santa pasada por agua
La lluvia es otro factor que incrementa los riesgos. Y esta Semana Santa estará pasada por agua. En concreto dispara el riesgo en un 8%, ya que  reduce la visibilidad e incrementa las opciones de sufrir aquaplanning. Entre los incidentes más frecuentes encontramos las salidas de vía, las colisiones por alcance trasero y los atropellos a peatones.
La falta de experiencia, una mala maniobra, un error al calcular la velocidad o intencionalidad de otro vehículo y la pérdida de control del vehículo se suman a la lista. Circular de forma negligente o temeraria, a gran velocidad y frenar repentinamente son otras causas de accidente.
Pero, ¿qué pasa si tengo un accidente de coche por culpa de la lluvia?, ¿y si me resbalo con la moto?, ¿me cubre el seguro? El comparador responde: depende de la póliza que tengas contratada. Por regla general los seguros básicos únicamente cubren la responsabilidad civil. Por ejemplo, los daños que causes a otro conductor con tu coche o si sales disparado del vehículo. En estos casos, si el coche sufre daños o te lesionas, lo habitual es que no recibas ninguna indemnización.
Para eso será necesario que tu seguro incluya los Accidentes del Conductor. Este suele incluir los gastos sanitarios y posterior rehabilitación. Para que el vehículo esté cubierto tendrías que contratar un todo riesgo, con cobertura de daños propios. No obstante, podrías acabar recibiendo alguna compensación económica si se demuestra que la vía estaba en mal estado. En este caso la reclamación sería al Ayuntamiento de la localidad, al Estado o la Comunidad y a su seguro de Responsabilidad Patrimonial, en función de dónde se ubique la carretera.
Cómo poner a punto tu coche
Dicho lo cual, el comparador Acierto ha recopilado una serie de consejos para una correcta puesta a punto de nuestro vehículo. Unas recomendaciones que, más allá de la Semana Santa, nos servirán para viajar y desplazarnos seguros durante todo el año.
Revisa en qué estado se encuentra el sistema de alumbrado y frenado, los niveles de aceite y otros líquidos del coche -de motor, anticongelante, limpiaparabrisas, líquido de frenos-. Comprueba la presión y el dibujo de los neumáticos, asegúrate de que la batería se encuentra en óptimas condiciones y que el estado de las escobillas no condiciona la visibilidad. Y no te olvides de los sistemas de anclaje de la sillita ni de los cinturones de seguridad y arneses.
Respecto al equipamiento del coche: asegúrate de que llevas el chaleco, los triángulos y, en definitiva, los elementos de señalización obligatorios. También es importante llevar las pinzar para la batería, guantes, agua, unos frutos secos -ideal si hay atasco- y un pequeño botiquín.
Estudiar o mirar la ruta antes de emprender la marcha-y no dejarse llevar completamente por el GPS- es muy recomendable. Puedes consultar incluso las gasolineras más baratas, las menos concurridas -el propio Google te lo dice-, las áreas de servicio mejor valoradas, etcétera.
En la planificación cabría incluir la consulta de las condiciones meteorológicas pues, como hemos visto, conducir sobre el pavimento mojado incrementa los riesgos. Además, esto nos permitirá calcular con mayor acierto el tiempo de llegada. Lo mismo ocurre con el estado de las carreteras para saber dónde hay atascos, retenciones, accidentes y controles.
Comprueba que tu documentación está al día, así como que la asistencia en carretera de tu vehículo responderá en caso de que te quedes varado a medio viaje. Aquí las coberturas varían enormemente en función de la compañía y de la póliza. Mientras que unas solo se hacen cargo a partir de un número determinado de kilómetros, otras facilitan a sus clientes un coche de sustitución para que lleguen a su destino. Razón de más para revisar el condicionado. Ya durante la marcha será fundamental evitar distracciones, parar a descansar cada dos horas, hidratarse correctamente, prescindir de las comidas copiosas o muy calóricas

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